Llevo días preparandome para esto. Lo he visto venir como si de una luz resplandeciente se tratase. Sabía que iba a llegar tarde o temprano pero jamás pense que con tanta precocidad. Las reglas del juego estaban marcadas. La estrategia a seguir se encontraba perfectamente definida desde la última vez que agonicé, pero este partido lo he vuelto a perder. Y lo he vuelto a perder de goleada que es lo que realmente duele.
Definitivamente erré en mi estrategia. Su veneno entró por el pequeño y minuscolo agujero que hizo en mi armadura. Jamás debí preocuparme en fortalecer la armadura que me protegía; puesto que cualquier mínimo orificio que en ella se hiciera volvería a hacerme agonizar, y así es. Debí preocuparme más por fortalecer y proteger mi corazón pero, ¿ No se haría demasiado frío y gélido, haciendo morir al órgano que realmente me hace vivir?¿Donde está el término medio?
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