lunes, 23 de febrero de 2009

Egoísmo espiritual






Creo que se me podría definir como una persona egoísta espiritual. Egoísta y espiritual: 2 palabras unidas de una forma muy compleja. Mi "yo" ya ha vivido demasiado y la verdad es que pocas cosas en este universo me sorprenden. Mi alma está cansada de observar y vivir sucesos que se repiten constantemente. "Vivir es volver a ver", creo recordar que decía Azorín; frase que no obstante creo recordar que tomó prestrada de José Ortega y Gasset. Hoy más que nunca me doy cuenta de la veracidad de este postulado y reniego a que se cumpla al cien por cien, ¿ Se puede llegar a ver absolutamente todo de tal manera que solo vivamos "volviendo a ver"?

Necesito algo nuevo que abra mi mente y rompa los esquemas de mi alocada y enferma mente. Estoy harto de ser el educador que enseña a vivir. Creo que de lo que podido vivir, he aprendido lo suficiente y tengo la lección bien aprendida. Necesito dar el siguiente paso, entrar en la siguiente fase de esta absurda, ilógica e irracional vida. No nací para instruir en el ejercicio de la vida; al contrario, nací para ser instruido. Es la posición desde donde más disfruto esta vida.

Perdoname si dentro de mi persona surge ese egoísmo que me incapacita para darte a conocer los axiomas de esta vida. Está dentro de mi alma. Me atrae lo oscuro, lo desconocido, lo insospechado, en definitva me siento absorbido por esa fuerza sobrenatural que es lo invivido.

Ansio esa persona que consiga hacerme ver esos nuevos aspectos, desconocidos para mi, de esta vida. No puedo detenerme en lecciones ya sabidas por el simple hecho de encontrarme a alguien desolado por el camino que ansía , como yo, que le enseñen algo novedoso. No puedo, ya llegará para ella ese alma no egoísta espiritual o simplemente llegará un alma que se encuentre en la misma fase que la suya y, juntos, consigan pasar de fase.

Ser egoísta espiritual no es un defecto ni una virtud. Es una forma de vivir la vida, impresa en la propia personalidad. Por cierto, en pocas personas he podido ver esta clase de egoísmo. Nos gusta lanzarnos a la aventura de lo desconocido, pero siempre siempre con la seguridad de que lo desconocido no nos pueda hacer daño, por eso a veces nos protegemos con escudo de hierro.

Se da una pequeña transposición de sujetos y la persona desolada en el camino resulta que soy yo, a la espera de una persona bondadosa espiritual que decida mostrarme lo oculto del cosmos. Tengo la necesidad de sentirme deslumbrado por esa luz. A veces la veo a traves de una puerta entornada pero cuando la abro se esfuma, parece que huye de mi. Me gustaría estar cegado por esa luminosidad indescriptible pero, desgraciadamente, en la mayoría de las veces me han puesto lentes que me han hecho ver la misma monotonía de siempre.

Espero espectante esa persona que tenga ese alma decisiva y ganadora. Dos cualidades que todo egoísta espiritual deber valorar por encima de todo. Dicen que el primer amor es el verdadero, pero esto solo se cumple para este tipo de personas. El primer amor es sin duda el que más te enseña y por quizás esté tan marcado. ¿ Nadie conseguirá enseñarme tanto como esa primera persona?. Nunca lo sabré. ¿Llegará algun momento en que no necesite aprender nada más? ¿ Será ese mi fin? Mientras tanto yo sigo esperando ese alma que me enseñe.....

1 comentario:

  1. El primer amor está sobrevalorado. En ocasiones lo interesante no está en quién te enseña más cosas sino en qué cosas te enseña cada uno. A veces la vida parece pasar demasiado lenta pero es sólo una ilusión, no te dejes engañar. Y sigue esperando ese alma; no estás solo: algunos también seguimos esperando.

    ResponderEliminar